jueves, 8 de febrero de 2018

Esprintar

Esprintar

Me agrada ver a nuestro vecino de Sabiñanigo José Antonio de Miguel en la posición número siete del “Top Expertos Lean Startup” más influyentes de habla hispana en redes sociales.
En esta inflación de aceleradoras de empresas y Startup, personas cercanas como José Antonio nos sirven para comprender el verdadero sentido de estas metodologías sin perder el norte.
Fue un éxito la publicación en el año 2010 de la metodología del Lienzo de Modelo de Negocio por parte de Alexander Osterwalder por la sencillez de su planteamiento para el planteamiento de un proyecto empresarial.
También, la ampliación en el año 2014 con la metodología del Lienzo de la Propuesta de Valor que ayuda a hacer más práctico su utilización e introduce en las denominadas metodologías de emprendimiento ligero (Lean Startup).
Llevo 5 años trabajando estas metodologías e intentando que aporten valor a los emprendedores y siempre me encuentro con la misma disyuntiva de “no poner el foco en el dedo en vez de la luna”.
Algunas de sus herramientas son muy potentes para ayudar a esclarecer las problemáticas que se plantean en todo proyecto emprendedor, pero no podemos ser dependientes de las mismas.
Un emprendedor tiene que estar centrado en la acción y un exceso de análisis paraliza. La proliferación de aceleradoras de empresas, es un indicador de que, posiblemente, se esté complicando la metodología.
Creo que es necesario empoderar primero al emprendedor, luego enseñarle distintas herramientas y que utilice las que considere más oportunas según lo requiera la ocasión.
No hay que olvidarse de poner el foco en el emprendedor y no en el mentor, que es el paradigma de algunas aceleradoras de empresas. Por definición, el emprendedor sabe buscar las soluciones.
Un aspecto positivo de esta inflación comentada es que se hable de estas metodologías y se vayan extendiendo a la cultura empresarial y posteriormente se utilicen.
Hay un concepto muy potente en emprendimiento ágil que es el de aprendizaje. No fracasamos, sino que estamos aprendiendo. De esta forma le quitamos la valoración emocional negativa.
Y este concepto sirve para cualquier empresa y sector. Hace unos días estaba visitando una explotación de ganado ovino de un joven ganadero. Asistí a la segunda tanda de corderos del rebaño.
En el periodo desde que comenzó han ocurrido muchas incidencias y ha sido necesario adaptarse a muchas circunstancias, algunas eran previsibles y otras muchas no lo eran.
El otro día comiendo tras pasar un día con las ovejas, me gustó escuchar de la boca del empresario la expresión “estamos aprendiendo”. Seguido de “vamos a probar que ocurre si hacemos esto”.
El emprendimiento ágil, como ocurre en el ejemplo descrito, ayuda a establecer un marco de trabajo que aminora la incertidumbre emocional y nos hace centrarnos en los hechos objetivos.
Otro concepto muy útil es el de esprintar. El acelerar un proceso de comprobación de una hipótesis que creemos puede ayudar a resolver una problemática que tenemos en nuestro negocio.
Es una casuística muy antigua. Ya lo dicen los dichos “el infierno está empedrado de buenas intenciones” y “del dicho al hecho hay un trecho”. En fin, nos encontramos con la siempre difícil implementación.
Esprintar significa plantear un espacio de tiempo breve para poder probar de forma acelerada algo que consideramos puede ser positivo. De esta forma, nos obligamos a que se lleve a cabo.
Una persona me comentaba que inició un negocio de hostelería, pero no le funcionaba. Al preguntarle el porqué, no lo expresaba con claridad. Le propuse que acelerara el atraer tráfico (clientes) al establecimiento y que hiciera encuestas.
En este caso, el esprint supone poner los medios de promoción para atraer clientela y comprobar los motivos por los que no está funcionando el negocio, para luego tomar las medidas oportunas.



Daniel VALLÉS TURMO
Febrero de 2017

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