Esprintar
Me
agrada ver a nuestro vecino de Sabiñanigo José Antonio de Miguel en
la posición número siete del “Top Expertos Lean Startup” más
influyentes de habla hispana en redes sociales.
En
esta inflación de aceleradoras de empresas y Startup, personas
cercanas como José Antonio nos sirven para comprender el verdadero
sentido de estas metodologías sin perder el norte.
Fue
un éxito la publicación en el año 2010 de la metodología del
Lienzo de Modelo de Negocio por parte de Alexander Osterwalder por la
sencillez de su planteamiento para el planteamiento de un proyecto
empresarial.
También,
la ampliación en el año 2014 con la metodología del Lienzo de la
Propuesta de Valor que ayuda a hacer más práctico su utilización e
introduce en las denominadas metodologías de emprendimiento ligero
(Lean Startup).
Llevo
5 años trabajando estas metodologías e intentando que aporten valor
a los emprendedores y siempre me encuentro con la misma disyuntiva de
“no poner el foco en el dedo en vez de la luna”.
Algunas
de sus herramientas son muy potentes para ayudar a esclarecer las
problemáticas que se plantean en todo proyecto emprendedor, pero no
podemos ser dependientes de las mismas.
Un
emprendedor tiene que estar centrado en la acción y un exceso de
análisis paraliza. La proliferación de aceleradoras de empresas, es
un indicador de que, posiblemente, se esté complicando la
metodología.
Creo
que es necesario empoderar primero al emprendedor, luego enseñarle
distintas herramientas y que utilice las que considere más oportunas
según lo requiera la ocasión.
No
hay que olvidarse de poner el foco en el emprendedor y no en el
mentor, que es el paradigma de algunas aceleradoras de empresas. Por
definición, el emprendedor sabe buscar las soluciones.
Un
aspecto positivo de esta inflación comentada es que se hable de
estas metodologías y se vayan extendiendo a la cultura empresarial y
posteriormente se utilicen.
Hay
un concepto muy potente en emprendimiento ágil que es el de
aprendizaje. No fracasamos, sino que estamos aprendiendo. De esta
forma le quitamos la valoración emocional negativa.
Y
este concepto sirve para cualquier empresa y sector. Hace unos días
estaba visitando una explotación de ganado ovino de un joven
ganadero. Asistí a la segunda tanda de corderos del rebaño.
En
el periodo desde que comenzó han ocurrido muchas incidencias y ha
sido necesario adaptarse a muchas circunstancias, algunas eran
previsibles y otras muchas no lo eran.
El
otro día comiendo tras pasar un día con las ovejas, me gustó
escuchar de la boca del empresario la expresión “estamos
aprendiendo”. Seguido de “vamos a probar que ocurre si hacemos
esto”.
El
emprendimiento ágil, como ocurre en el ejemplo descrito, ayuda a
establecer un marco de trabajo que aminora la incertidumbre emocional
y nos hace centrarnos en los hechos objetivos.
Otro
concepto muy útil es el de esprintar. El acelerar un proceso de
comprobación de una hipótesis que creemos puede ayudar a resolver
una problemática que tenemos en nuestro negocio.
Es
una casuística muy antigua. Ya lo dicen los dichos “el infierno
está empedrado de buenas intenciones” y “del dicho al hecho hay
un trecho”. En fin, nos encontramos con la siempre difícil
implementación.
Esprintar
significa plantear un espacio de tiempo breve para poder probar de
forma acelerada algo que consideramos puede ser positivo. De esta
forma, nos obligamos a que se lleve a cabo.
Una
persona me comentaba que inició un negocio de hostelería, pero no
le funcionaba. Al preguntarle el porqué, no lo expresaba con
claridad. Le propuse que acelerara el atraer tráfico (clientes) al
establecimiento y que hiciera encuestas.
En
este caso, el esprint supone poner los medios de promoción para
atraer clientela y comprobar los motivos por los que no está
funcionando el negocio, para luego tomar las medidas oportunas.
Daniel
VALLÉS TURMO
Febrero de 2017
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