jueves, 8 de febrero de 2018

La vieja prensa

La vieja prensa

Aguinaliu es un pintoresco pueblo al norte de la Sierra de la Carrodilla que vale la pena conocer. A los nacidos en Barbastro nos suena porque la tradición dice que San Ramón durmió allí cuando fue desterrado.
Su nombre quiere decir “nido de águilas”. El diccionario Madoz (1845) no habla muy bien: “su posición topográfica es la peor que pueda darse; en el invierno son las 10 de la mañana cuando aun no baña el sol la mitad del pueblo, y a las dos de la tarde queda en la oscuridad mas completa. Cuenta 41 casas colocadas en anfiteatro, a excepción de 10 o 12 que pueden decirse regulares; las demás son malísimas”.
Cuando vienes de la carretera desde Graus o del camino de Estadilla no lo ves hasta que llegas al mismo pueblo. Posiblemente ese ocultamiento buscado sea el motivo de tan mala orientación.
Aún así, en aquellos años contaba con 287 habitantes, mientras que ahora únicamente hay una veintena. El barrio alto está casi derruido con apenas unas casas que se están recuperando. En el barrio bajo, las casas están más modernizadas.
Junto al camino vemos una prensa de aceite de las denominadas “de viga y quintal” que se va deteriorando después que se cayera la techumbre que le protegía de las inclemencias del tiempo.
La prensa de viga y quintal, es una de las prensas para la elaboración del aceite de oliva, más utilizada entre el siglo XVII y el siglo XIX. En los cercanos pueblos de Aler y Juseu también quedan restos.
La prensa de palanca es un monumental mecanismo de madera, basado en el principio de la palanca, de un tamaño entre 10 y 15 metros. La presión es ejercida de forma progresiva y lenta, gracias a un peso o quintal de piedra de unos 3.000 kilogramos, sobre los capachos donde se colocaba la pasta de las olivas molidas.
La del pueblo, también cercano, de Castarlenas la podemos ver en la plaza de la Compañía en Graus. En Panillo hay una prensa restaurada que se encuentra protegida por un tejado.
En la calle Las Fuentes de Barbastro podemos contemplar la de Puig de Cinca, que fue construida en el año 1818. Como vemos, fue una prensa muy habitual en aquellos pueblos donde había olivos.
Los molinos de harina y de trigo eran dos infraestructuras básicas en los pueblos de nuestra provincia para posibilitar la supervivencia de la población y poder generar excedentes para comerciar.
Ahora los miramos como muestras de museo de un mundo tradicional que ya no existe, pero deberíamos verlos también como elementos que costaron mucho esfuerzo construir.
Ciertamente, el modo de vida era muy penoso, pero el dominio de la naturaleza posibilitó que se pudiera vivir. Igualmente, había muchas diferencias según las tierras que tuvieran cada casa.
Así, muchas personas tenían que hacer de sirvientes para las casas más buenas. En la cercana Casa Blasco (donde se encuentra la ermita de San Andrés) se dice que se juntaban para negociar los precios de las mercancías y los salarios.
Hoy ya no queda nada de aquella organización económica y social. Tal vez, los más ancianos del lugar sí hayan vivido ese tiempo, pero sus descendientes únicamente vienen a veranear o cultivar las tierras.
Hoy quedan esos restos de esos medios de producción que permitieron vivir a más población que la que actualmente habita en nuestra provincia. Por eso, los tenemos que ver con esa perspectiva.
Hace unos días visitamos Aguinaliu con un grupo de senderismo haciendo el camino que hizo San Ramón desde Estada. A la entrada del pueblo nos recibió el Pilaret de San Antonio.
Muy cerca está Casa Miguel. Aquí nació Antonia que ha cumplido 102 años y ahora vive en una torre junto a Binéfar. Sus descendientes todavía vienen para podar y recolectar las oliveras.
Hablamos con uno de los nuevos habitantes que está rehaciendo casas en la parte más alta. Nos cuenta sus proyectos de hacer un bar con terraza. Le queda mucho trabajo por hacer, pero sigue en la tarea de reconstrucción.
Antes de irnos, hablamos con un señor mayor de Casa Huguet que se interesa por nuestra visita. Acaban de arreglar la casa. Se le ve contento.


Daniel VALLÉS TURMO
Enero 2017

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